
A principios del siglo XIX, Kodak lanzaba su primera cámara de rollo y presentó la película 120. Paralelamente, inventores como Thomas Edison y los hermanos Lumière, desarrollaban las primeras cámaras de cine con película de 35mm. Este pronto se convertiría en el estándar cinematográfico mundial.
En 1912, Oskar Barnack, ingeniero de Leica, trabajaba en una nueva cámara de cine. Pero cuando tuvo dificultades para ajustar el obturador debido a la inconstancia de las emulsiones, creó un dispositivo que permitía realizar pequeñas pruebas de exposición, procesarlas y corregir los ajustes hasta lograr una exposición precisa. Este aparato se convirtió en la Ur-Leica, el primer prototipo de cámara fotográfica de 35 mm.
Diseñó un sistema horizontal de arrastre de película, que amplió el tamaño del fotograma a 24×36 mm, y dio origen al formato que conocemos hoy.
La serie Olympus OM revolucionó la fotografía en 1972 con la OM-1, la réflex de 35 mm más pequeña y ligera del mundo. Diseñada por Yoshihisa Maitani, incorporaba innovaciones como un amortiguador neumático para reducir vibraciones, un pentaprisma de base curva y un obturador ultrarresistente capaz de soportar 100.000 disparos. Su ingeniería compacta y silenciosa cambió para siempre la forma de entender las cámaras réflex.
En 1975, Olympus lanzó la OM-2, que introdujo la primera medición TTL directa del mundo, capaz de medir la luz reflejada sobre la película en tiempo real. Con exposición automática por prioridad de apertura, ofrecía una precisión inédita, incluso con flash. La posterior OM-2N perfeccionó este sistema, uniendo la fiabilidad mecánica de la OM-1 con la tecnología electrónica que definiría la fotografía moderna.

