
Tras el nacimiento de la fotografía, acreditado a Nicéphore Niépce y a Louis Daguerre, el medio fue evolucionando hasta finales del siglo XIX. Pero no fue hasta George Eastman, con la introducción de la cámara Kodak en 1888 y más tarde con el lanzamiento de la Kodak Brownie en 1901, que transformó definitivamente la fotografía en una actividad popular.
Esta cámara utilizaba el nuevo rollo de película 120, un formato medio, más grande que la de 35 mm y más pequeña que la de gran formato. Es importante dejar claro que “120” no se refiere a mm, al contrario del “35mm”, sino hace referencia al sistema de numeración original utilizado por Kodak: el vigésimo rollo de película de carga diurna que produjo.
Ésta se convirtió en el estándar para la mayoría de cámaras domésticas durante más de cincuenta años, y desde entonces el formato medio quedó asociado a la fotografía profesional y a la máxima calidad, utilizado por cámaras legendarias como Hasselblad, Rolleiflex o la que habéis visto en estas fotos, la Mamiya RB67.
Presentada en 1970, se convirtió rápidamente en uno de los mayores referentes del formato medio profesional. Diseñada en Japón, destacaba por su robustez, precisión y la extraordinaria calidad de sus negativos de 6×7 cm, considerados por muchos como el “formato perfecto” por su equilibrio entre tamaño y detalle. Su nombre, RB, proviene de Revolving Back, un sistema que permite girar el respaldo de la película para cambiar de orientación vertical a horizontal sin mover la cámara, algo revolucionario para la época.
Totalmente mecánica, la RB67 ofrecce una experiencia de disparo pausada y deliberada. Fue una herramienta esencial en estudios de retrato, moda y publicidad durante las décadas de 1970 y 1980, y sigue siendo muy valorada hoy por quienes buscan la textura, profundidad y presencia únicas del formato medio analógico.

